Alicia Pérez, más conocida como Alicia Love, es una joven emprendedora gaditana ligada desde hace más de una década a la organización de bodas y eventos, destacando particularmente su faceta como wedding planner para bodas en Cádiz.
Además de esta actividad, también le sobra tiempo para dar cursos de formación para otras wedding planners o colaborar con Onda cero y Onda Cádiz hablando y asesorando sobre protocolo y buenas maneras.
Se nota que su trabajo le apasiona y ello se traduce en que hay mucho de verdad en lo que hace. Podemos dar fe de que además de ser una gran profesional, también es una excelente persona, atenta y amable, incluso en los momentos álgidos de las fiestas de bodas, donde a veces la presión y exigencia es máxima.
Nos hemos acercado a su oficina, (también tiene un taller donde hacen elementos decorativos para las bodas), situada en uno de los mejores salones para bodas de Cádiz, el Parador Hotel Atlántico.
Puedes ver la entrevista en el siguiente vídeo o leerla si lo prefieres, un poco más abajo.
ENTREVISTADOR: Fernando Retroversión (FR)
ENTREVISTADA: Alicia Love (AL)
FR: Bienvenidos a la primera entrevista del blog de Retroversión, en el que vamos a hablar con distintas personalidades del mundillo de las bodas y de los eventos en Cádiz.
Para estrenar esta sección tenemos aquí a una persona muy importante, una wedding planners reconocida: Alicia Pérez, más conocida como Alicia Love. ¡Buenos días, Alicia!
AL: Buenos días, Fernando.
FR: ¿Cómo estás?
AL: Muy bien, muy contenta de esta aventura que iniciamos con vosotros.
FR: Sí, perfecto. Nosotros encantados de que nos hayas invitado a tu oficina, que es una pasada, y bueno, vamos a hablar un poquito de bodas, de organización.
Para empezar, cuéntanos, ¿cómo empezaste en este mundillo?
AL: Eso digo yo, vamos a echar la vista atrás, ¿no? Siempre comento que a mí desde siempre me han gustado muchísimo los eventos, los jaleos, los cumpleaños y tal, pero llevaba muchos años trabajando en hoteles —yo estudié turismo— y allí, claro, fue mi primera toma de contacto con lo que son los eventos. Poco a poco, clientes del hotel me iban preguntando si había servicios de wedding planners; imaginaos, eso era por 2007 y para mí era como algo impensable; o sea, empecé a investigar, a nivel nacional había muy poquitas personas que se dedicaran a esto, y fue lo que me impulsó a ello, a investigar, a formarme —me fui a Madrid a estudiar con una chica que hacía cursos de wedding planners— y ya vi claro que era lo mismo a lo que yo me estaba dedicando pero un poco más especializado en bodas. Este fue mi primer contacto con el sector.
FR: Y antes lo comentábamos: Aunque las wedding planners ya llevan un tiempo funcionando, hay gente que aún no sabe demasiado. ¿Qué es una wedding planners y cuáles son sus funciones?
AL: Vale. Un wedding planners es un profesional muy curtido en el tema de las bodas que ejerce, de cara a los novios, un asesoramiento continuo. Es una persona que los acompaña en el proceso —que puede durar desde unos seis u ocho meses hasta a veces un año o más—, pero lo que hace es es eso, un asesoramiento continuo en todas las partidas de la boda. Los ayudamos en el control de presupuesto, en la recomendación de proveedores, de lugares, de sitios, de personas; esa es un poco la figura; y, sobre todo, a parte del acompañamiento durante esos meses, el día de la boda y su coordinación es siempre el servicio más importante: hay que acompañarlos para que ellos puedan disfrutar de un día que no se repite, que puedan beber como un invitado más, hacerse sus fotos como un invitado más, en definitiva disfrutar de su día. Si eres organizador no puedes ser protagonista, por un lado o por otro dejarías de disfrutar.
FR: Muy bien. Y, ¿qué ventajas tiene dejarlo todo en manos de un organizador de bodas u organizadora de bodas?
AL: ¿Qué te voy a decir yo? (Risas) No me imagino…, claro, es mi trabajo, pero de verdad no me imagino un evento, o en este caso una boda, sin un organizador, por lo mismo, porque es un día que se prepara con mucho esfuerzo, es una inversión grande, no sólo en sentimiento, sino también en dinero, y dejar todo esto en manos de un organizador es contar con un profesional que puede encargarse de los problemas o imprevistos que suelen surgir en las bodas. Yo siempre digo a mis clientes: que haya un problema no tiene por qué ser negativo, son cosas que surgen comúnmente y, si tienes a un profesional detrás pues, por su experiencia, va a poder subsanarlas en ese momento, tú ni siquiera te vas a enterar. A nosotros nos pasan cosas en bodas, yo se las cuento a los novios el día después y se ríen, “¡imposible que pasara eso!”, pero esa es nuestra función. No me imagino un evento así sin un organizador, para que ellos puedan disfrutar, y eso, vivir a tope su día.
FR: Sí, a parte en el previo a ese día pues hay mucho trabajo, muchos detalles que también se van ahorrar.
AL: Totalmente…
FR: Entiendo que van a ir mucho más seguros yendo de la mano de una wedding planners, porque tiene la experiencia de haber trabajado con distintos proveedores, eso siempre se lo ahorran, digamos…, ese peinado de todos los proveedores y demás.
AL: Lo más importante es preguntarse, ¿por qué te buscan? Igual que a lo mejor os pasa a vosotros, ¿por qué os buscan? Por nuestra experiencia, ¿no? Porque llevamos muchas bodas detrás, llevamos muchos eventos y, quiera que no, creo que ese es un punto fuerte: cuando vienen a buscarte ya saben que tú tienes detrás un bagaje: no es mi primera boda, entonces genera confianza.
FR: Ir más sobre seguro, quizá, ¿no?
AL: Totalmente. Que quizá tú piensas que puedes hacerlo por ti mismo y, claro, por supuesto, igual que podemos hacer mil cosas, pero la de wedding planners es una profesión a la que la gente se refiere como: “¡qué bonito es tu trabajo!” o “¡qué me encanta!”. Y es así porque, a parte de ser una vocación como la del médico —hay que estar un poco loco para meterse en este mundo—, somos profesionales que se dedican a cuidar de que ese día no falle nada.
FR: Las bodas están cambiando mucho y lo vemos nosotros también: cada vez hay cosas más originales. Coméntanos algo de las últimas tendencias que, como decíamos antes off the record, son más interesantes y tú ves que se llevan más y que funcionan mejor.
AL: Claro. El mundo de las bodas es un mundo súper vivo, lo veis porque vosotros también os dedicáis a ello, va cambiando muy rápido. Desde que empecé en 2008 hasta ahora ha habido miles de cambios en las prioridades; lo que estoy detectando ahora, por ejemplo, sobre todo en este último año, son las slow weddings, que es un modelo que tiende a recuperar lo antiguo. No es ni mejor ni peor, sino una invitación a poner los pies en la tierra y a definir qué es lo verdaderamente importante en una boda. Hace tres o cuatro años vivimos un boom de lo contrario —si tengo más tiestos o cacharros, más cosas, más proveedores, mi boda va a ser mejor—. Y no, no necesitas tener miles de cosas para que tu boda sea la mejor, ni la más impresionante, sino muchas veces es simplemente eso: tener un buen equipo detrás, buenos proveedores profesionales, todo en la medida justa, siempre menos es más. Yo creo que estamos volviendo un poco a esa tendencia, es decir: ¿qué es lo que necesitamos? Evidentemente en una boda hay ciertos elementos que se tienen que cumplir, porque si no sería otro tipo de evento, pero sí poner los pies en la tierra…
FR: Lo que hablábamos antes, ¿no? Muchas veces se dispersa la atención si hay demasiadas cosas y no se aprovechan realmente.
AL: Claro. Hoy en día las redes sociales nos invaden… ¿cuántos blogs especializados hay, cuántas revistas, cuántos compañeros colgando cada uno sus servicios? Y claro, muchas veces volvemos locos a los novios, yo la primera; les digo: ¡me gusta todo, no me hagáis elegir a mí, elegid vosotros, que sois los jefes! Pero al final, si quieres un libro de firmas, vamos a buscar el que encaje con tu mundo o con lo que te gusta, pero no vamos a poner tres libros de firmas porque te gusten tres estilos. Es un poco eso: amoldarnos a los presupuestos.
FR: Poner un poco de freno a algunas cosas… (Risas)
AL: Exactamente, un poco de cordura al mundo “bodil”. (Risas)
FR: Muy bien. Y, antes lo apuntaba, ¿con cuánta antelación, más o menos, deberían empezar a moverse los novios para preparar su enlace matrimonial? Porque muchas veces no te puedes quedar con proveedores que quieres.
AL: ¡Eso te iba a comentar! Nosotros hemos organizado bodas con dos años de antelación —a esos novios yo les digo: ¡estáis muy nerviosos, chiquillos, que queda mucho tiempo!— o bodas para las que nos han contratado con un mes; entonces, evidentemente, volvemos a lo mismo, si tú quieres lo básico, que sea pim, pam, pum, una boda sencilla, con muy poco tiempo se puede organizar, siempre que a lo mejor cuenten con eso, con los proveedores que puedan en ese momento, o por ejemplo con el organizador que tenga la fecha disponible; pero, por hacer una media, yo diría que unos seis u ocho meses serían más que suficientes para organizar la boda.
FR: Y en cuánto a la música, que es nuestro apartado…
AL: La música tan importante, ¿verdad?
FR: Sí, verdad. Yo siempre se lo digo también a los novios, que la música al final es una de esas cosas de las que se acuerda más la gente, ¿no? ¿Qué consejos darías a los novios que van a contratar una orquesta o un DJ?
AL: Pues mi consejo, siempre, es que lo primero —y volvemos a lo mismo— es la experiencia profesional. Perdonad que sea tan pesada, pero para mí es mi estandarte, mi punto fuerte, contar siempre con buenos profesionales. Respecto a la música, es una de las partidas más importantes que los novios van a tener en su boda; evidentemente, todo es un cúmulo y todo tiene que ir bien, pero la fiesta es lo que siempre vas a recordar, ¿no?, es como la guinda del pastel, y por eso es tan importante contar con un buen equipo de profesionales, ya sea eso, DJ o tema orquesta, ¡y qué mejor que contar con Retroversión (Risas), que los hemos llevado a muchísimas bodas, hemos coincidido en muchos eventos y siempre decimos que es una apuesta segura!
FR: (Risas) ¡Bueno, pues muchas gracias! Y, ¿en cuanto a lo que es la música en sí, qué recomendación darías? Nosotros, por ejemplo, siempre les decimos a los novios que, durante la comida, tengan mucho cuidado respecto a dónde poner la música. Ni muy bajita ni muy alta, pero sobre todo distribuida a lo largo del salón, porque muchas veces la gente que está más cerca se queja de que está muy fuerte, y los que están más lejos piden que la subamos.
¿Qué cosas ves tú de ese estilo, equivocaciones o errores que suelan cometer los novios con el tema de la música, no sólo ya en la comida, sino a lo mejor durante la fiesta con barra libre, o durante el cóctel o la ceremonia?
AL: Quizá, a veces, la falta de buen asesoramiento; es decir, no se puede contratar a lo loco: “Venga, contrato a uno que ponga música y ya está.” Hay que pensar en qué tipo de música para cada momento: no vas a poner reguetón en la comida, —bueno, a no ser que te guste—porque el reguetón te cargaría el ambiente. Yo siempre digo que una boda es un conjunto de muchas pequeñas cosas, pero que todo cuenta. El cóctel, por ejemplo, debe llevar una música más pausada, porque la gente está llegando, se está saludando, tiene que hablar. En el tema de la comida o la cena, como has comentado, lo mismo: tiene que ser algo muy suave, porque a pesar de la importancia de la música, la prioridad está ahí en otro punto. Por eso, yo creo necesario un buen asesoramiento musical, no para indicarles qué poner, sino para que, si quieren música en su evento, ésta acompañe y añada calidad al conjunto. Luego en la barra libre será momento de darlo todo, porque es entonces cuando se permiten todas las licencias y todos los gustos. Pero, como digo, para que todo suene en su lugar, creo que es necesario un buen asesoramiento.
FR: Ajá. Antes lo hablábamos también: hay muchas empresas que trabajan, digamos, sin dar a sus trabajadores de alta, no tienen seguro, no pueden extender una factura, ¿cómo valoras tú esto a la hora de trabajar con los proveedores y de qué manera puede afectar a los novios tomar un camino u otro?.
AL: Pues me encanta que me hagas esa pregunta, Fernando, porque en realidad creo que es una lucha que tenemos las empresas. Siempre decimos que hemos sido emprendedores, que somos pequeños pero a la vez fuertes, que trabajamos mucho y con mucha gente, y la verdad es que no hay más dolor que tener que lidiar con gente que tira los precios. Muchas veces sientes que no puedes competir, lo que hablábamos en los previos, ¡ni siquiera es que queramos competir!, pero volvemos a lo mismo: cuando los novios te contratan, ahí van implícitas muchas cosas, entre otras, que es un día que no se repite, ¡son muchos meses de preparativos para solamente un día!; si falla algo, nadie puede decir: bueno, no pasa nada, el año que viene repito mi boda. Entonces, yo siempre recomiendo a mis clientes que debemos contar con buenos profesionales, con gente que nos respalde; porque, de boquilla, todos intentamos ser los mejores —“¡en tu boda va a haber esto, no va a faltar tal, yo te aseguro que tal!”—, pero después, quienes nos dedicamos a esto y llevamos tantos años, nos damos cuenta de que no es así, de que muchas veces se escurre el bulto, de que hay gente que se quita del medio pocos días antes del evento, de que a lo mejor no pueden acceder a algún tipo de establecimiento porque no tienen sus papeles dados de alta…; entonces, muchas veces se crea esa tensión: nos repercute a nosotros porque una boda perfecta es obra de un equipo formado por todos los que trabajamos en ella. Nuestros novios confían en nosotros, y por eso es prioridad. Yo no contrato a nadie que no esté dado de alta, porque si pasa algo, ¿quién va a responder ante mí? Si no estás dado de alta no existes.
FR: Sí, a nosotros un salón de celebraciones nos contaba que empezó a pedir las altas de los trabajadores porque se subió un familiar o un amigo al escenario y al parecer se cayó y se rompió una pierna; y, como allí no había nadie dado de alta, pues al final el salón se cargó una sanción importante, al parecer.
AL: Claro. A mí me hace gracia que mucha gente se queja: “es que el tal sitio exige tal”; y yo siempre digo: pues, para mí, bendita empresa que exige ese tipo de control, porque creo que no es que se esté pidiendo nada raro, es que todos deberíamos pedirlo…
FR: Si, es que en el mundo de las bodas y los eventos parece, a veces, que es lo extraño, cuando es lo normal en el mundo laboral o en cualquiera.
AL: Totalmente, a mí me ha pasado con más gente; pero, por ejemplo, en el tema de la repostería, ves miles de páginas en las redes, miles de cosas frente a las que me digo: parece que estoy desconfiando de la persona que tengo en frente, ¡no es eso!, al revés. Es simplemente que vas a poner a todo el mundo en manos de alguien. Para mí es una responsabilidad muy grande. De hecho, yo nunca descanso hasta que me voy a casa cuando termino y me digo: ¡he respirado, ha terminado la boda! Y es que pienso en cuánta gente está a mi cargo. Imagínate una boda con doscientas o trescientas personas: pasa algo y ¿quién responde? Por ejemplo, el catering, que tenga su registro sanitario, que yo vea la cocina impecable, son detalles primordiales. Somos responsables de lo que pase en el evento. Por eso es verdad lo que comentabas. Muy a menudo se tiende a pensar en la boda como algo efímero, un día que pasa y ya está, pero es nuestro trabajo, nos dedicamos a esto como profesionales, y por eso se debería mejorar en estas cuestiones. Lo normal sería que cualquier profesional llegara a un sitio y dijera: mira, ésta es mi alta, el alta de mi equipo. Esto nos facilitaría mucho…
FR: Sin duda hay que ir, de alguna manera, trabajando en ello y bueno, que se vaya regularizando, eso sería lo ideal, poco a poco.
AL: Exactamente, poco a poco, lo conseguiremos. (Risas)
FR: Bueno, quería preguntarte, Alicia, además de tu actividad como organizadora de eventos, ¡tú no paras!, porque colaboras con medios como Onda Cádiz y como Onda Cero, también eres formadora de otras wedding planners; y, a parte, me comentabas también una cosa sobre un proyecto muy bonito, ¿no? Cádiz, sí quiero. Coméntanos un poquito.
AL: Pues realmente Cádiz, sí quiero nació a la par de Love. Es algo que siempre he tenido muy dentro porque yo soy de Cádiz, de esta provincia, la adoro, la quiero, soy una… ¡vamos, amo mi provincia!; entonces, si me dedico a las bodas, qué mejor que darle visibilidad a nuestra provincia, ¿no? Cuántas veces viene gente diciendo que se quiere casar fuera. Yo siempre les respondo: ¿por qué no te quieres casar en Cádiz? Lo tenemos todo: tenemos sol, tenemos playa, tenemos caballos, tenemos vino…, no sé, es una provincia tan rica en tantos sentidos que no le falta nada; y, hace unos años, hicimos un blog trip de algunos blogueros influyentes en temas de viaje, lo llamamos Cádiz, sí quiero, y entonces ellos comentaron que venían a la provincia para enamorarse. Preparamos diferentes tipos de eventos para que conocieran empresas, enclaves y tal, y el último de ellos era una visita al castillo de Sancti Petri, en Chiclana, donde les hacían una ceremonia para casarse con la provincia. Para mí eso fue como el pistoletazo de salida para lanzar el proyecto y, evidentemente, acabaron todos súper enamorados y diciendo que todo el mundo debería casarse aquí. Esto es algo que me llama mucho, porque la verdad es que tengo muchos clientes de fuera, extranjeros que no tienen ningún tipo de relación con Cádiz ni con la provincia, pero que están enamorados de ella. He casado a gente que se enamoró porque vino de viaje y decidió casarse aquí. Traer a tanta gente es lo que nos interesa, ¿no?, porque se crea riqueza; y, ¿cuánta riqueza trae una boda? Somos muchísimas empresas las que nos vemos involucradas en una boda. No me refiero sólo a nosotros, que quizá somos proveedores principales, sino también a todo lo demás: desde el hotel donde van a alojarse, la peluquera que va atender a las chicas ese día, y no sé, una señora que viene de fuera y quiere que le planchen la ropa. Son muchas, muchas pequeñas empresas las que nos dedicamos a esto, que yo sí que creo que es una industria, este mundo de las bodas, igual que otros mundos. Es una industria a otra escala, pero es así.
FR: Es un sector, sin duda, y la verdad es que la idea es muy original; y, bueno, ojalá que tengas mucha suerte con ello. Lo que decíamos antes, ser emprendedor es una gran aventura y, oye, a todo el mundo que emprende se le dese que le vaya fenomenal.
AL: Como yo digo: se te activa el botoncito de emprendedor y ya no hay quien nos pare.
FR: No para la cabeza. (Risas)
AL: No para, no para. Esto ya va con nosotros, dentro.
FR: Sin duda. Bueno, y para terminar, Alicia, quien necesite tu ayuda para organizar su boda o su evento, ¿cómo te puede encontrar y dónde?
AL: Pues bueno: tenemos la oficina principal dentro de las instalaciones del Parador de Cádiz, el hotel Atlántico. Ahí tenemos la ofitienda, donde estáis ahora mismo, que es un sitio tan bonito y que tanto nos inspira…
FR: Espectacular…
(Risas)
AL: Aquí nos pueden encontrar, y también estamos en las redes sociales, en nuestra página de Facebook love-bodas o loveweddingplanners, o en nuestro perfil, que es alicialove, donde nos pueden cotillear: ahí vamos colgando nuestro día a día, todo lo que hacemos, las aventuras que vivimos, etc.
FR: Estupendo. Estas direcciones, de todas maneras, las pondremos tanto en el artículo como debajo del vídeo, para que lo puedan ver.
Y nada, muchas gracias por habernos atendido, ha sido un placer hablar contigo y bueno, que nos seguimos viendo.
AL: Estupendo, muchas gracias.
Para más info sobre Alicia y su empresa podéis visitar su web: www.lovebodasyeventos.com